La tendencia a sentirse atraída(o) por personas del mismo sexo, a pesar de poseer una identidad marcadamente heterosexual, se define como flexisexualidad, de acuerdo con la psicóloga Lisa Diamond, profesora de la Universidad de Utah.

Lo mismo sucede al sentir deseo (satisfecho o no) de tener experiencias sexuales, sin caer en la asiduidad, con individuos del mismo género, lo cual, de acuerdo con la autora del libro “Fluidez Sexual: Entender el Amor y el Deseo de las Mujeres”, sucede de manera frecuente entre mujeres occidentales.

Expresiones sinónimas de esta atracción son bi-curiosidad y heteroflexibilidad, que refieren a causas biológicas y psico-sociales que propician en las mujeres ser más flexibles en su sexualidad que los hombres, según el portal sanatusexo.com

De hecho, afirma la autora, este fenómeno (que también se da en varones) es más frecuente entre mujeres que tienen una amistad, por su naturaleza afectiva y táctil.

En este sentido, algunas de ellas afirman que les produce cierto morbo y excitación erótica el sentirse observadas por otras mujeres, aunque éstas simplemente las miren por su belleza o estilo de vestir.

La flexisexualidad también puede expresarse sólo como un sentimiento de fascinación o admiración por quienes que resultan atractivas, bellas o sensuales, pero a veces se convierte en una auténtica atracción, e incluso, en un deseo de probar un acto sexual, que a veces logra satisfacerse.

Si bien este fenómeno no es nuevo, debido a que desde la antigüedad el taoísmo lo describía como otra forma de expresión de la sexualidad femenina que ayudaba a liberar la energía mediante juegos eróticos, no deja de ser un tema tabú asociado a la libertad sexual y liberación femenina.